Juan Antonio Martínez |
jueves, 15 de octubre de 2009 |
La manifestación convocada para el sábado 17 de octubre en defensa de la vida humana y la maternidad parece que tiene pocas posibilidades de conseguir cambiar el proceso exterminador de seres humanos que promueve la maquinaria socialista que amputa la humanidad y tritura la personalidad.
La dificultad del éxito no se debe a que la causa carezca de nobleza; busca proteger la vida humana inocente e indefensa frente a los gobiernos que llaman derechos a las alucinaciones que benefician los intereses de su minúscula ralea dominante.
Se debe a que la manifestación sólo produce resultados cuando se utiliza como mecanismo violento de presión y chantaje extorsionador, es lo que ha hecho la izquierda continuamente y es algo que nunca van a realizar las personas que apelan al derecho de verdad y al orden pacífico. Se debe también a que el gobierno extremista que salió de los trenes de Atocha no va a claudicar en la defensa de sus ocultos intereses canallescos atendiendo argumentos morales y utilizará el gigantesco aparato manipulador mediático para silenciar el grito agonizante de los sin-voz.
Pero debemos acudir a esa manifestación, para dejar constancia, al menos, de que no somos cómplices, con un silencio culpable y cobarde, del genocidio que necesitan estos gobiernos radicales para mantenerse en el poder. Cantar a la vida inocente para que no se acalle el crimen que la siega es ya un éxito humano que algún día será reconocido.
* Juan Antonio Martínez Muñoz es profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
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