Sevilla la Nueva.- Cada vez más jóvenes españoles confían en que la cirugía estética les dé lo que la naturaleza les niega. España es el primer país de Europa en operaciones de cirugía estética y el tercero del mundo después de EE.UU. y Brasil.
Es el país que cuenta con más cirujanos plásticos de toda la Unión Europea y la cirugía estética se ha incluido ya en el IPC como artículo de consumo para calcular la inflación.
De cuatrocientas mil personas que se operan cada año en España, el 10% son menores de 18 años. Y, según un estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética y por la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona -UAB-, España ostenta el récord de operaciones a pacientes de 18 a 21 años.
El incremento del recurso a la cirugía estética entre los jóvenes ha disparado las alarmas de los profesionales. En concreto, la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética -SECPRE- ha solicitado una regulación que cubra el vacío legal y frene estas operaciones estéticas en menores de edad.
Sin miedo al bisturí
Los pacientes más jóvenes suelen demandar rinoplastias, implantaciones, liposucciones, mientras que los mayores optan por las técnicas contra la pérdida de la figura y el envejecimiento. Los chavales no tienen miedo al bisturí, pero sí pavor a no tener un ‘cuerpo 10’. Cada vez es más frecuente que pidan a sus padres una operación de cirugía estética como regalo de Navidad o por haber terminado el curso con buenas notas. Y muchos progenitores consienten.
En general, los médicos son contrarios a la cirugía en la población joven, con excepción de la corrección de defectos que no suponen un riesgo para un organismo en formación y en cambio contribuyen a superar complejos serios o problemas de salud, como es el caso de las orejas de soplillo o la hipertrofia mamaria.
Según Antonio Porcuna, presidente de la SECPRE, «los cánones de belleza actuales exigen ofrecer una imagen perfecta, vinculando, en muchas ocasiones, el aspecto exterior con el bienestar interior». Esta creencia, nada cercana a la realidad, genera inseguridades en muchas personas, pero en el caso de los adolescentes el perjuicio puede ser peor. Mensajes publicitarios como ‘Los pechos magníficos son fáciles en cirugía estética', lema de un anuncio promovido por una cadena de centros estéticos en Gran Bretaña en diciembre del año pasado, y que finalmente fue retirado, así como los cuerpos esculturales de los famosos y las facilidades de pago de ciertos locales, contribuyen a formar una idea equivocada de lo que es una intervención estética en mentes aún inmaduras.
Vacío legal e intrusismo
En España no existen datos por edades ni regulación legal que impida practicar estas operaciones. Tan sólo la Ley 41/02 de Autonomía del Paciente, que en su artículo 9 establece una serie de supuestos en los que es necesario el consentimiento por representación ante una operación quirúrgica, incluye a los menores en tales casos.
Sin embargo, marca un periodo comprendido entre los 16-18 años donde se exime de la autorización paterna en el caso de adolescentes «no incapaces ni incapacitados, pero emancipados». De todos modos, especifica que si la intervención implicara «grave riesgo» los padres podrían ser informados y su opinión tenida en cuenta.
Es decir, que en caso de existir consentimiento informado, es posible practicar estas operaciones en menores, con los riesgos que entrañan por tratarse de pacientes en pleno desarrollo físico y psíquico.
El sector de la medicina estética llama también la atención sobre el intrusismo que viene padeciendo desde la década de los ochenta. Y, aunque el Ministerio de Sanidad y las diferentes sociedades médicas trabajan para regular esta actividad, todavía existen centros no homologados que atraen a sus clientes con precios bajos.
Son clínicas piratas ubicadas en pisos u otros establecimientos, que complementan sus servicios con intervenciones como depilaciones láser o inyecciones de silicona, a veces con personal sin la cualificación necesaria y sin el equipamiento preciso.
Reacción política
Las quejas de los cirujanos plásticos durante los últimos años han encontrado eco en la Administración Pública. La Junta de Andalucía prepara en estos días el decreto que regulará la práctica de la cirugía estética en los menores, norma que está en fase de tramitación y cuyo fin se prevé antes de que termine la legislatura.
Una vez que se apruebe el decreto y entre en vigor, los menores andaluces que vayan a someterse a una operación de cirugía estética tendrán que realizar antes un examen psicológico a cargo de un profesional ajeno al centro o al servicio sanitario que vaya a realizar la intervención.
El decreto prevé también la creación de un registro de datos de cirugía estética en menores; los centros tendrán que presentar anualmente una memoria de sus instalaciones y las certificaciones de los títulos de especialista en cirugía plástica, estética y reparadora.
El estudio realizado por la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética y por la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona -UAB-, considera que tras esa obsesión por la perfección corporal se ocultan problemas psicológicos y emocionales.
Desde el ámbito sociológico, el estudio ‘Valores e identidades de los jóvenes. Una aproximación empírica’, realizado por el catedrático de Sociología de la Universidad de Deusto Javier Elzo, concluye que un porcentaje muy significativo de adolescentes españoles hna cambiado su escala de valores. En los últimos diez años, han reducido a menos de la mitad su preocupación por temas como la droga, la violencia, el sida, la pobreza o el medio ambiente. Son cada vez menos solidarios y generosos, y en su vida cobra una especial relevancia el ocio y el sexo.
Culto al cuerpo y cultura de la imagen
Lo que parece claro es que tanto los medios de comunicación como la publicidad cumplen un papel esencial en la difusión de los modelos de la juventud.
En noviembre de 2007, la Confederación de Consumidores y Usuarios -CECU- de Madrid alertaba en un informe del modelo que presentan las revistas para adolescentes después de realizar una encuesta entre cien chicas de la Comunidad de Madrid de entre 11 y 16 años sobre las ocho revistas más leídas: niñas obsesionadas por su cuerpo y por su imagen, cuyas preocupaciones consisten en tener éxito entre los chicos, satisfacerles sexualmente y ser las más famosas del instituto.
El objeto del estudio era hacer llegar a los responsables de estas publicaciones la necesidad de un cambio en su orientación, menos discriminatorio y más acorde con la dignidad de la mujer. Según la opinión del director de comunicación de CECU, Antonio López, «la formación, el ocio, la cultura o el voluntariado son temas prácticamente inexistentes» en esas revistas.
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