Carlos Almarza Pedrazuela |
jueves, 05 de febrero de 2009 |
Cuando se olvida que para consumir hay que producir tenemos un problema. El dinero se invento para superar el trueque. Alguien producía algo y lo intentaba intercambiar por otro producto, luego para poder consumir primero hay que producir, a no ser que alguien te preste su producción. El préstamo siempre debe de ir respaldado con producción.
Estos últimos años el chiringuito se ha montado a la inversa, sobretodo en base a unas mal interpretadas ideas keynesianas que han hecho muchísimo daño a la economía y en definitiva a las personas, y no digo que fueran las ideas Keynesianas, sino su mala interpretación.
Se ha pensado que a base de crear y crear dinero se incentiva la demanda y eso estimula la oferta. Los Bancos centrales en lugar de crear dinero ajustándose a las necesidades de lo que se produce, se han ajustado a lo que se demanda y como la demanda si no hay límite de dinero tiende a infinito, el dinero en circulación ha crecido de una forma desbocada.
¿A que da lugar esto? A que se pierde de vista el origen de las cosas y su propio valor, a burbujas, a que de repente revientan y nos damos cuenta de que no tenemos nada, ni producción, ni consumo, solo deudas que costarán muchísimos años pagar. El dinero que crean los Bancos Centrales tiene que estar respaldado por ahorro y por producción. En el momento que esto se pierde de vista estamos abocados al empobrecimiento general de la población, a la inflación en un principio con la consiguiente perdida de poder adquisitivo, al paro y a la deflación después. La creación de dinero sin mesura por los Bancos Centrales es el mayor expolio a las clases bajas que se produce por parte de los gobiernos.
Aquí no se trata ahora de buscar culpables, tanto políticos, como bancos centrales como bancos, como empresas, como particulares y empresas han tomado decisiones erróneas. Es fácil echar la culpa a los bancos, pero cuando todo el mundo iba a pedir el dinero para la casa y el coche, y se lo daban con casi presentar el DNI no se oían críticas. Lo que si sabe cualquier economista serio es que cuando el mercado se inunda de dinero se llevan a cabo decisiones erróneas por parte de la mayoría de los que participan en la economía.
No hay mayor división de poderes que el poder individual de millones de personas que crean valor a diario en sus quehaceres. La intromisión excesiva del gobierno supone quebrantar esa división para que el poder se reduzca a una sola mano que no es visible, mano fácilmente corrompible que puede dejar indefensas a muchas personas y echar a perder el esfuerzo de muchas de ellas. La creación de dinero excesivo es una gravísima intromisión de los gobiernos en los procesos productivos y así no hay mercado que funcione.
* Carlos Almarza Pedrazuela es economista
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