Juan Antonio Martínez Muñoz |
sábado, 10 de enero de 2009 |
Se está llegando en España a los niveles típicamente socialistas de desempleo, que no por conocidos nos resultan menos sorprendentes: Se han pasado ya los tres millones de parados.
Pero el fiasco del pleno empleo prometido, con la solemnidad que le caracteriza, por Zapatero no parece que inquiete mucho a la base social que le apoya; los sindicatos, incluido el de la ceja, están silentes y los colectivos siguen con sus algarabías de distracción. Con ello demuestran la escasa preocupación de la nomenclatura por los que sostienen la economía real con su esfuerzo y que ahora padecen la desgracia de perder su trabajo y expresan también la importancia que dan a mantenerse en el poder, con el conjunto de prebendas que conlleva. En eso consiste el socialismo, en mantener un poder social parasitario de los trabajadores que, llegado el caso, no tenga que rendir cuentas, impida responsabilizarse y oculte la realidad económica hasta que se haga imprescindible que vuelvan otros a reflotarlo, para retornar a la rapiña.
* Juan Antonio Martínez Muñoz es profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
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